30.8.14

El río Paraná (Tercer poema inacabado - Fragmento)

(I)
¿ Hacia dónde fluyes,
dejándome?

Inmóvil a esta hora,
abandonado en tu ribera,
en todas las horas, lo sabes,
sólo soy un caminante del trazo irregular de tu pluma,
un caminante que se deja llevar, quedándose.

Yéndote de mi, dejándome,
me llevas aguas arriba,
hacia tu origen,
que siempre es otro
y es el mismo.
Te pareces al tiempo,
blando e implacable,
inexorable senda de lluvia dormida.

Yo no puedo ser otro,
lo sabes,
pero me dejas mirarte, mansamente,
como si dejarte mirar fuera tu forma de mirarme.

Hay compasión en tu dejar mirarte por mi,
hay un eco de mirada en tu peregrinar
para que yo pueda ver mi mirada
como un río seco que te mira ir, incesantemente,
llevándome, dejándome.

(II)
Hay algo parecido al amor en tus humedales,
en tu inagotable camino de fecundidad marítima.

Frontera meridional de la adolescencia,
tu otra orilla,
el vasto horizonte del coraje,
tiene aún el misterio de aquellas piernas.

Desde allí comencé a navegar
detrás de ese otro gran espejismo,
reflejo de luna, con tus menguantes y crecientes,
esa cadencia nombrada y repetida
y siempre nueva.

A las mujeres que amé,
cada una a su tiempo,
les regalé un ramo de margaritas del bañado,
les enseñé el canto de los pájaros,
las ungí con el agua de tus arroyos,
las demoré en los atardeceres,
esa hora en que los sauces bajan a beber
como manadas de elefantes,
las protegí del nocturno pavor de la intemperie.

A cada una de ellas las nombro ahora,
aunque mi voz siga siendo 
más tuya que mía.

(II)
¿Qué orfebre muta tu geografía,
desprende una isla de otra,
recuerda que todo inexorablemente cambia
y es olvido?

¿Qué otro lenguaje de la muerte cifra tu piel,
tatuada de transparencias y reflejos?

¿Qué verdades de angustia y adioses
resguarda la oquedad de la barranca,
balda arcillosa de esa inefable biblioteca?

¿Qué hilo es capaz de sostener a una vida,
frágil como la flor de la Sagitaria,
cuando arrecia el abrazo maternal de la nada?

¿Qué gritos inaudibles ensayan
las últimas muecas de los ahogados,
los ojos siempre abiertos de los suicidas
que miran después de mirar?

¿Qué caer, qué arrojarse,
qué blanda gravitación los aísla
para ponerlos a salvo?